sábado, 18 de diciembre de 2010

Sánguches Guilligan


Ingenioso. Humberto Roque es un puneño que creó el carrito sanguchero reciclando una combi.  Llegó de Puno en 1993 en busca de chamba. En Lima vendió caramelos y marcianos. Dieciocho años después se convirtió en un sanguchero que abrió una importante veta en este negocio.
Mayo del 93. Sobre la isla de pavimento se levanta una carretilla modesta y Humberto Roque, con 17 años, a su dirección. Parece perdido. No conoce de hamburguesas, cremas sabrosas ni mucho menos de atención al cliente. Pero es hacendoso. Lleva puesto un mandil blanco y una especie de “la toque blanche” sobre su cabeza cual chef consagrado, que sus neófitos clientes pudieron reconocer enseguida. ¡Es el sombrero de Guilligan!, exclaman asombrados.
Desde entonces, este menudo joven es conocido como el famoso personaje de la televisión norteamericana de los años setenta. Y aunque no viajó con el SS Minnow (el pequeño barco de la serie) lo hizo en bus interprovincial desde Puno hasta la capital. 
Sin embargo, a diferencia del protagonista, él no terminó en una isla del Pacífico; por el contrario, salió de ella con mucho esfuerzo para patentar con su peculiar apodo una marca de sabor. Hoy, con 35 años, Humberto Roque es dueño de la empresa Sánguches Guilligan.

Todo nace de la necesidad
Humberto vivía en las faldas de un cerro en un pueblito llamado Santiago de Pupuya. Era de condición humilde. Su madre, analfabeta, se dedicaba a la agricultura. Su padre, en cambio, al alcohol. Sin dinero ni oportunidades en Puno, Humberto apenas terminó el colegio y viajó a Lima en busca de trabajo.
Así, empezó con la venta de caramelos en los buses. “Ojos azules, no llores, no llores, ni te enamores”, cantaba mientras rasgaba con un peine la textura corrugada de una lata de leche. Después, entró al negocio de los chupetes de hielo. Pero cuando el sol se fue se encontró sin trabajo. “¿Qué hago ahora?”, se preguntó.
Afortunadamente, gracias a su hermano mayor, pudo concretar una idea: vender sánguches. Y, ¡oh sorpresa! El carrito sanguchero que compraron no era como lo imaginaba Humberto. No tenía motor ni timón. Por el contrario, era una carreta con rueditas que debía empujar. Pese a la decepción, siguió adelante. ¿El lugar elegido? La primera cuadra de la avenida Nicolás Arriola. Solo ocho hamburguesas vendió la noche del debut.
Pensar en el cliente
Una vez que aprendió los trucos del negocio todo fue mejor. Pese a los obstáculos de la formalidad y a la envidia de la competencia su clientela se expandió y vendía alrededor de 50 sánguches diarios. Ahorró durante doce años y en el 2005 hizo suya su visión de carrito sanguchero: Se compró una de esas combis antiguas y adaptó en ella una cocina sanguchera.
El éxito empezó a sonreírle. A la fecha vende alrededor de 1,500 hamburguesas todos los días, cuenta con cinco unidades móviles en Lima y una exclusiva para eventos. Su empresa –próxima a cumplir los 20 años– está conformada por 25 personas dividas en áreas como gerencia comercial y producción.
Por si fuera poco, ganó el premio de Inca Kola “Peruano Creativo” el 2008. De esta manera, continuó cosechando logros a nivel profesional y también personal. ¿Cómo lo hizo? A base de perseverancia, coraje y, sobre todo, pensar en su cliente como si se tratara de él mismo. Calidad, buen gusto y una excelente atención, eso lo hallamos en su negocio. 
Datos
5  carros tiene su empresa. Los encuentra en la Cdra. 1 de Nicolás Arriola, 9 y 11 de la Av. Canadá, 2 de la Av. Los Héroes (SJM) y junto a la discoteca El Cangry (VMT).
1,500  sánguches vende al día. En su debut, muchos años atrás, solo vendió ocho hamburguesas.

Sposabella, casa de novias

Visionarias. La aventura de dos mujeres que le imprimen distinción y clase a las bodas en Lima. Una atención al cliente de primerísimo nivel, y un producto exclusivo y de alta calidad han sido las claves del negocio de la casa de novias: “Sposabella, Novias y Más”.
Tras varios años de laborar en la empresa de cosméticos L´Bel, Tatiana Solano y Nancy Gutiérrez estaban decididas a montar un negocio. No pasaban apuros en la empresa, es más, les iba muy bien, pero el instinto les exigía algo más. Tatiana trabajaba en el área de marketing, y veía las tendencias o “caprichos” de la moda, y Nancy estaba en la sección de compras; por lo cual su especialidad era la calidad de los productos.
Corría el año 2007, y un buen día decidieron que era el momento adecuado para llevar a cabo su sueño. Sin embargo, el sueño no tenía una forma concreta. “Teníamos el capital, pero no sabíamos qué negocio sería. Pasamos por todas las ideas que te puedes imaginar, hasta pensamos en productos alimenticios”, recuerda entre risas Tatiana.
Al final, un viaje al extranjero de Nancy avivó la creatividad. Montar una casa de novias importando los vestidos. Por esos días, una amiga de Tatiana le pidió que la acompañara a buscar el vestido blanco soñado. Pero más que esa prenda tan esperada por las chicas, Tatiana se dio cuenta de que la atención al cliente, ésa que tantas veces la había sorprendido por su cuidado en sus viajes al extranjero, era un punto débil en el mercado peruano.
Así nació “Sposabella, Novias y Más”, la primera casa de novias que en el Perú privilegió el trato personalizado a todas sus clientas. En el primer año obtuvieron 150 novias, recuerda Tatiana. Con una intensiva campaña publicitaria, que incluyó las seis revistas especializadas en el sector, lograron posicionarse, para luego obtener algo que es fundamental en su negocio: el prestigio que otorga la satisfacción del cliente.
“El 39% de los clientes de “Sposabella, Novias y Más” es recomendado. Eso es muy importante porque significa que nuestras clientas quedan tan satisfechas y nos recomiendan a sus amigas y así se pasan la voz”, asevera Tatiana. 

Desde el 2007 a la fecha, el negocio tuvo un crecimiento de 20%. Han ampliado la cobertura de sus servicios. Ahora no solo venden diseños casi exclusivos de vestidos de novias y vestidos de noche, sino que además brindan servicios de cambio de vestidos para las novias (si su departamento es pequeño, usted puede cambiarse en el atelier de Sposabella), alquiler de autos y servicios de coro.
Han lanzando su nueva marca de vestidos de novias, más juvenil, más fresca: “Nupcialle”, con diseños que la propia Tatiana ha bosquejado y que, por tanto, son más exclusivos. “Yo llevé clases de diseño y por eso los vestidos de la empresa son diseños propios. Si no conoces tu business desde abajo, estás frita”, afirma Tatiana.
Han pasado casi cuatro años desde que decidieron abrir el negocio. “Sposabella” ya tiene nueve empleados y la vida parece sonreírle a Tatiana y Nancy. Tatiana es la gerente comercial. Nancy sigue laborando en L´Bel, pero la distribución del trabajo en la empresa es codo a codo.
Planean abrir nuevos servicios. Dentro de los planes está la organización de bodas, que ya han hecho de manera inicial. Además ampliar la línea de productos. Con el público objetivo perfectamente identificado (clase B y C+), “Sposabella” está lista para crecer, con cimientos sólidos, con una marca basada en la calidad del servicio,  y con la prueba palpable de que los asuntos para una boda sí pueden ser un buen negocio. http://www.sposabellaperu.com/

Qorianka, Hotel de las Aguilas


La abogada Carolina Sánchez sabía que su destino no estaba detrás de un simple escritorio. Ni las adversidades pudieron frenar el sueño de esta madre de dos gemelas que se propuso crear un elegante y confortable hotel en Lince. Ahora sabe que lo logró.

¿Quién no quisiera liberar sus sueños más profundos en una confortable cama, o recostar sus agitadas cabezas en bellas almohadas de plumas que nos permitan sentirnos por un instante en almidonadas nubes? Carolina Sánchez se hizo esa pregunta hace unos ocho años y ahora ya sabe la respuesta.
Qorianka Hotel es justo el producto de extensas meditaciones con la almohada y ese  sueño profundo y recurrente de iniciar el propio negocio. Esta abogada de profesión y emprendedora de corazón sabía que su destino no era estar detrás de un escritorio, sino delante de las adversidades, cual águila dorada o Qorianka que vuela libre y segura.
Es así que en vísperas de traer al mundo a dos hermosas gemelas, Carolina decidió, junto a su esposo, crear también un elegante y confortable hotel en Lince. Ella sabía que la tarea no sería nada fácil y que de seguro le traería más dolores de cabeza que traer al mundo a sus dos pequeñas niñas.
Y así fue. Aún recuerda, con un agrio sabor en la boca, cuando un bribón que se hizo pasar por arquitecto la estafó y desapareció con US$ 4 mil que ella ya había pagado o los cientos de dólares que le costó levantar y derrumbar paredes por los constantes errores de construcción.
Un parto con complicaciones
Todos esos percances ocasionaron que  recién en el 2007 Qorianka Hotel abra sus puertas y Carolina cumpla uno de sus más anhelados sueños. Aunque en un principio la clientela era prácticamente nula,  cinco años de planeación, construcción y mucho esfuerzo darían sus frutos en algún momento. Y Carolina lo sabía. 
“No tuve mucha suerte con la construcción, con cada cosa que me salía al principio. Creo que este ha sido el parto más difícil que he tenido, pero creo mucho en la persistencia, no me rindo fácilmente, por eso continué”, enfatizó esta huaracina de 48 años, que prefiere dejar en el anecdotario esos lamentables sucesos.  
Ahora Qorianka Hotel cuenta con seis pisos, en los que alberga 46 habitaciones, adaptadas para satisfacer las necesidades de los más exigentes clientes. La continua afluencia de turistas y hombres de negocio hicieron rebasar la capacidad del hotel  y la obligaron  a pensar en grande.
Carolina nunca imaginó que tendría tanto éxito, pero ahora que lo sabe y que la habitaciones copadas lo confirman ya piensa en hacer crecer su negocio. Es por ello que a partir del 15 de enero comenzará con la construcción de dos pisos adicionales, hasta llegar a las 60 habitaciones. Además planea implementar un auditorio y un espacioso  gimnasio.
Pero como toda madre que conoce a sus hijas, esta empresaria sabe que Qorianka necesita mucha atención, “por más grande y desarrollada que esté”. Asegura que al igual que a sus gemelas, nunca la descuida y siempre está pendiente en los más pequeños detalles.
“Aunque tenemos una administradora que  supervisa que todo esté bien, yo vengo por lo menos dos horas al día, mi esposo también se da una vuelta por acá. El resto del día me dedico a trabajar como abogada independiente y a mis pequeñas niñas”, comenta lo que ya se ha vuelto su estilo de vida.   
La clave del éxito de esta abogada, empresaria y sobre todo madre se resume  en una palabra:  persistencia. Esa misma persistencia que motiva al águila a seguir volando frente a las adversidades de la vida.  La persistencia de Qorianka.